martes, 27 de noviembre de 2012

LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA DEFECTOLOGÍA CONTEMPORÁNEA


Por DE LA BARRERA, José A. 2012

En la defectología se comenzó a medir y a contar antes que a experimentar, observar, analizar, dividir y generalizar; a describir y a determinar de forma cualitativa. Esta concepción puramente aritmética de la suma de defectos es  un rasgo característico de la vieja defectología que se hace anticuada.

La defectología actualmente lucha por la tesis fundamental en cuya defensa ve la única garantía de su existencia como ciencia y precisamente la tesis que plantea, la especificidad de la estructura orgánica y psicológica, el tipo de desarrollo y de personalidad, son las que diferencian al niño con limitación mental, del niño normal, y no son propias proporciones cuantitativas.

La defectología se hace posible como ciencia, ya que adquiera un objeto de estudio especial, delimitado desde el punto de vista metodológico de estudio y de conocimiento. Además tiene su objeto especial de estudio, los procesos del desarrollo infantil estudiados por esta ciencia representan una enorme diversidad de formas y una cantidad casi limitada de los diferentes tipos. Establecer los ciclos y las metamorfosis del desarrollo, sus desproporciones y los centros que se desplazan y revelar las leyes de la diversidad.

Para la medicina contemporánea es importante, no la enfermedad, sino el enfermo, para la defectología el objeto de estudio no lo es la insuficiencia por sí misma, sino el agobio por la insuficiencia. También es la esfera de las funciones psicológicas, la insuficiencia de una capacidad se compensa por entero, o en parte, con el desarrollo más fuerte de otra. Las funciones de la personalidad no están monopolizadas, de manera que cuando alguna propiedad está desarrollada de forma anormal, la tarea realizada por ella se afecta indispensablemente y bajo todas las circunstancias; gracias a la unidad orgánica de la personalidad, la otra capacidad asume su cumplimiento.

Si algún órgano debido a una deficiencia funcional o morfológica no logra cumplir por completo sus tareas, entonces el sistema nervioso central y el aparato psíquico del hombre, asume la tarea de compensar el funcionamiento deficiente del órgano.

En la actualidad no hay ningún defecto que niegue la importancia de primer orden de la reacción de la personalidad ante el defecto y los procesos de compensación en el desarrollo, es decir, del cuadro sumamente complejo de las influencia positiva del defecto, de las vías indirectas del desarrollo. La línea deficiencia compensación es la niveladora del desarrollo del niño con limitación o deficiencia en algún órgano o función. La peculiaridad positiva del niño con deficiencia también se origina, en primer lugar, no porque en él desaparece unas u otras funciones hacen que surjan nuevas formaciones, que representan en su unidad una reacción de la personalidad ante la deficiencia, la compensación en el proceso de desarrollo.

La peculiaridad en el desarrollo del niño con deficiencia tiene sus límites, la compensación como una reacción de la personalidad ante la deficiencia, da inicio a nuevos procesos de rodeo, de desarrollo donde sustituye superestructuras y equilibra las funciones psíquicas.

Todo lo hereditario y orgánico debe ser interpretado también desde el punto de vista psicológico con el fin de que se pueda tener en cuenta su con el fin de que se pueda tener en cuenta su verdadero papel en el desarrollo del niño. Este complejo psicológico que surge sobre la base del descenso de la posición social, debido al defecto, lo denomina sentimiento de minusvalía.

En resumidas cuentas el defecto por sí solo no soluciona el destino de la personalidad, sino sus consecuencias sociales, su realización psicológica. Si al desarrollo del niño con defecto no se le plantearan exigencias sociales, si estos procesos no estuvieran bajo la influencia de las leyes biológicas y si el niño con defecto no se encontrara ante la necesidad de convertirse en una unidad social determinada, el tipo social de la personalidad de convertirse en una unidad social determinada, el tipo social de la personalidad, entonces su desarrollo conducirá a la creación de una nueva raza de personas. La persona se desarrolla como un todo único que tiene leyes especiales y no como una suma o un haz de diferentes funciones, que cada una se desarrolla debido a una tendencia peculiar.

El niño con defecto no es indispensablemente un niño deficiente. El grado de su anormalidad o normalidad depende del   resultado de la compensación social, es decir, de la formación final de su personalidad general.

También los psicólogos de Europa Occidental han llegado a una conclusión; aquello que se tomó por un defecto orgánico o una enfermedad, es un complejo sintomatológico de la disposición psicológica, peculiar de los niños socialmente desorientados, es un fenómeno del orden sociogeno y psicógeno, y no biogeno.

La psicopatía infantil que pone de manifiesto los siguientes síntomas: una gran despreocupación, el egoísmo, la tendencia de los inteligentes, tienen poca movilidad; por ejemplo, presentan la sensibilidad corporal, son respecto a las excitaciones dolorosas, entre otras muy reducida.

En los últimos decenios la defectología científica se ha familiarizado con la nueva forma de la anormalidad infantil. Su esencia se reduce a la insuficiencia motriz. La insuficiencia motriz, en gran medida, permite la compensación, la ejecución de las funciones motrices y el equilibrio del defecto. El retraso motor puede combinarse en diferentes grados con el retraso intelectual de todos los tipos, transmitiéndole una peculiaridad al desarrollo y a la conducta del niño. El retraso motor puede no existir cuando hay retraso intelectual y viceversa. La esfera motriz, sigue siendo relativamente independiente de las funciones intelectuales superiores y dirigida con facilidad, representa con frecuencia la esfera central para la compensación de la deficiencia intelectual y el equilibrio de la conducta.

El problema de la insuficiencia motriz es un bello ejemplo de aquella unidad en la heterogeneidad observada en el desarrollo del único con defecto. La personalidad se desarrolla como un todo   único, como un todo único reacciona ante la deficiencia, ante la alteración del equilibrio originada por ella y forma un nuevo sistema de adaptación y un nuevo equilibrio en lugar alterado. Al igual que la personalidad, sin dudas, el intelecto representa un todo único, pero no una unidad estructural homogénea simple, sino diversa y compleja. El deficiente mental nunca puede ser presentado como un deficiente mental en general.

Siempre en necesario preguntar en qué consiste su deficiencia del intelecto, por eso existen las posibilidades de la sustitución y es necesario hacerlas accesibles para el deficiente mental.
En un mismo individuo un tipo de intelecto puede estar buen desarrollado y al mismo tiempo, otro puede estar muy débil. Las investigaciones experimentales confirman enteramente la existencia de diferentes tipos de intelecto y de deficiencias intelectuales.  Además, el intelecto práctico puede ser el punto de aplicación de la compensación y el medio de equilibrio de las otras deficiencias intelectuales.

La teoría del intelecto práctico plantea el problema del estudio cualitativo de la deficiencia mental y de su compensación, así como de la determinación cualitativa del desarrollo intelectual general. El arraigo del niño normal y la civilización representa generalmente una aleación única con los procesos de su madurez orgánica. Ya que el desarrollo orgánico se realiza en el medio cultural, y se convierte en un proceso biológico históricamente condicionado.

El niño con defecto no se observa este tipo de fusión; ambos planos del desarrollo divergen generalmente de un modo más o menos ostensible. La deficiencia orgánica sirve de causa de divergencia. La cultura de la humanidad   se ha creado en condiciones de cierta estabilidad y constancia del tipo biológico humano. El defecto originado por la desviación del tipo biológico establece del hombre, al provocar la desaparición de algunas funciones. Altera de esta forma el transcurso normal del proceso de arraigo del niño en la cultura. La cultura está adaptada al hombre típico, normal, a su constitución, y el desarrollo atípico condicionado por el defecto no puede arraigarse en la cultura de un modo diferente e indirecto como tiene lugar en el niño normal.

Con frecuencia son necesarias las formas culturales singulares, especialmente creadas con el fin de llevar a efecto el desarrollo cultural del niño con defecto. Leer con la mano, como hace el niño ciego y leer con la vista, son procesos psicológicos diferentes, a pensar que ellos cumplen la misma función cultural en la conducta del niño y tienen como base un mecanismo fisiológico semejante.

El niño primitivo, en el desarrollo natural no se desvía en absoluto de la norma, su intelecto práctico puede alcanzar un grado muy alto y él se queda solo al margen del desarrollo cultural, en su desarrollo natural no se desvía en absoluto de la norma, su intelecto practico puede alcanzar un grado muy alto y él se queda solo al margen del desarrollo cultural. El desarrollo de muchas funciones psicológicas naturales de la memoria y de la atención, en la edad infantil no se observa en una dimensión algo considerable, o tiene lugar en un volumen tan insignificante que, quitándose por él, no puede ser establecida de ningún modo toda la enorme diferente existente en la actividad correspondiente.

Referencia Bibliográfica:

VIGOTSKI, Lev Semiónovic. “Obras escogidas V, Fundamentos de defectología”. Edición en lengua castellana. Traducido por Julio Guillermo Blank. Revisión y adaptación Irina Filanova. Editorial Pedagógica. Moscú 1983. Impreso en España Graficas Rogar, Navalcarnera, Madrid. 385 pp. “Introducción, Los problemas fundamentales de la defectología contemporánea” 11 – 25 pp.