Por DE LA BARRERA, José A. 2012
En la defectología se comenzó a medir y a contar antes que a experimentar,
observar, analizar, dividir y generalizar; a describir y a determinar de forma
cualitativa. Esta concepción puramente
aritmética de la suma de defectos es un
rasgo característico de la vieja defectología que se hace anticuada.
La
defectología actualmente lucha por la tesis fundamental en cuya defensa ve la
única garantía de su existencia como ciencia y precisamente la tesis que
plantea, la especificidad de la estructura orgánica y psicológica, el tipo de
desarrollo y de personalidad, son las que diferencian al niño con limitación
mental, del niño normal, y no son propias proporciones cuantitativas.
La
defectología se hace posible como ciencia, ya que adquiera un objeto de estudio
especial, delimitado desde el punto de vista metodológico de estudio y de
conocimiento. Además tiene su objeto especial de estudio, los procesos del
desarrollo infantil estudiados por esta ciencia representan una enorme
diversidad de formas y una cantidad casi limitada de los diferentes tipos.
Establecer los ciclos y las metamorfosis del desarrollo, sus desproporciones y
los centros que se desplazan y revelar las leyes de la diversidad.
Para la
medicina contemporánea es importante, no la enfermedad, sino el enfermo, para
la defectología el objeto de estudio no lo es la insuficiencia por sí misma,
sino el agobio por la insuficiencia. También es la esfera de las funciones
psicológicas, la insuficiencia de una capacidad se compensa por entero, o en
parte, con el desarrollo más fuerte de otra. Las funciones de la personalidad
no están monopolizadas, de manera que cuando alguna propiedad está desarrollada
de forma anormal, la tarea realizada por ella se afecta indispensablemente y
bajo todas las circunstancias; gracias a la unidad orgánica de la personalidad,
la otra capacidad asume su cumplimiento.
Si algún
órgano debido a una deficiencia funcional o morfológica no logra cumplir por
completo sus tareas, entonces el sistema nervioso central y el aparato psíquico
del hombre, asume la tarea de compensar el funcionamiento deficiente del
órgano.
En la
actualidad no hay ningún defecto que niegue la importancia de primer orden de
la reacción de la personalidad ante el defecto y los procesos de compensación
en el desarrollo, es decir, del cuadro sumamente complejo de las influencia
positiva del defecto, de las vías indirectas del desarrollo. La línea
deficiencia compensación es la niveladora del desarrollo del niño con
limitación o deficiencia en algún órgano o función. La peculiaridad positiva
del niño con deficiencia también se origina, en primer lugar, no porque en él
desaparece unas u otras funciones hacen que surjan nuevas formaciones, que
representan en su unidad una reacción de la personalidad ante la deficiencia,
la compensación en el proceso de desarrollo.
La
peculiaridad en el desarrollo del niño con deficiencia tiene sus límites, la
compensación como una reacción de la personalidad ante la deficiencia, da
inicio a nuevos procesos de rodeo, de desarrollo donde sustituye
superestructuras y equilibra las funciones psíquicas.
Todo lo
hereditario y orgánico debe ser interpretado también desde el punto de vista
psicológico con el fin de que se pueda tener en cuenta su con el fin de
que se pueda tener en cuenta su verdadero papel en el desarrollo del niño. Este
complejo psicológico que surge sobre la base del descenso de la posición
social, debido al defecto, lo denomina sentimiento de minusvalía.
En resumidas cuentas el defecto por sí solo no
soluciona el destino de la personalidad, sino sus consecuencias sociales, su
realización psicológica. Si al desarrollo del niño con defecto no se le
plantearan exigencias sociales, si estos procesos no estuvieran bajo la
influencia de las leyes biológicas y si el niño con defecto no se encontrara
ante la necesidad de convertirse en una unidad social determinada, el tipo
social de la personalidad de convertirse en una unidad social determinada, el
tipo social de la personalidad, entonces su desarrollo conducirá a la creación
de una nueva raza de personas. La persona se desarrolla como un todo único que
tiene leyes especiales y no como una suma o un haz de diferentes funciones, que
cada una se desarrolla debido a una tendencia peculiar.
El niño con defecto no es indispensablemente un niño
deficiente. El grado de su anormalidad o normalidad depende del
resultado de la compensación social, es decir, de la formación final de su
personalidad general.
También los psicólogos de Europa Occidental han
llegado a una conclusión; aquello que se tomó por un defecto orgánico o una
enfermedad, es un complejo sintomatológico de la disposición psicológica,
peculiar de los niños socialmente desorientados, es un fenómeno del orden
sociogeno y psicógeno, y no biogeno.
La psicopatía infantil que pone de manifiesto los
siguientes síntomas: una gran despreocupación, el egoísmo, la tendencia de los
inteligentes, tienen poca movilidad; por ejemplo, presentan la sensibilidad
corporal, son respecto a las excitaciones dolorosas, entre otras muy reducida.
En los últimos decenios la defectología científica se
ha familiarizado con la nueva forma de la anormalidad infantil. Su esencia se
reduce a la insuficiencia motriz. La insuficiencia motriz, en gran medida,
permite la compensación, la ejecución de las funciones motrices y el equilibrio
del defecto. El retraso motor puede combinarse en diferentes grados con el
retraso intelectual de todos los tipos, transmitiéndole una peculiaridad al
desarrollo y a la conducta del niño. El retraso motor puede no existir cuando
hay retraso intelectual y viceversa. La esfera motriz, sigue siendo
relativamente independiente de las funciones intelectuales superiores y
dirigida con facilidad, representa con frecuencia la esfera central para la
compensación de la deficiencia intelectual y el equilibrio de la conducta.
El problema de la insuficiencia motriz es un bello
ejemplo de aquella unidad en la heterogeneidad observada en el desarrollo del
único con defecto. La personalidad se desarrolla como un todo único,
como un todo único reacciona ante la deficiencia, ante la alteración del
equilibrio originada por ella y forma un nuevo sistema de adaptación y un nuevo
equilibrio en lugar alterado. Al igual que la personalidad, sin dudas, el
intelecto representa un todo único, pero no una unidad estructural homogénea
simple, sino diversa y compleja. El deficiente mental nunca puede ser
presentado como un deficiente mental en general.
Siempre en necesario preguntar en qué consiste su
deficiencia del intelecto, por eso existen las posibilidades de la sustitución
y es necesario hacerlas accesibles para el deficiente mental.
En un mismo individuo un tipo de intelecto puede estar
buen desarrollado y al mismo tiempo, otro puede estar muy débil. Las
investigaciones experimentales confirman enteramente la existencia de
diferentes tipos de intelecto y de deficiencias intelectuales. Además, el
intelecto práctico puede ser el punto de aplicación de la compensación y el
medio de equilibrio de las otras deficiencias intelectuales.
La teoría del intelecto práctico plantea el problema
del estudio cualitativo de la deficiencia mental y de su compensación, así como
de la determinación cualitativa del desarrollo intelectual general. El arraigo
del niño normal y la civilización representa generalmente una aleación única
con los procesos de su madurez orgánica. Ya que el desarrollo orgánico se
realiza en el medio cultural, y se convierte en un proceso biológico
históricamente condicionado.
El niño con defecto no se observa este tipo de fusión;
ambos planos del desarrollo divergen generalmente de un modo más o menos
ostensible. La deficiencia orgánica sirve de causa de divergencia. La cultura
de la humanidad se ha creado en condiciones de cierta estabilidad y
constancia del tipo biológico humano. El defecto originado por la desviación
del tipo biológico establece del hombre, al provocar la desaparición de algunas
funciones. Altera de esta forma el transcurso normal del proceso de arraigo del
niño en la cultura. La cultura está adaptada al hombre típico, normal, a su
constitución, y el desarrollo atípico condicionado por el defecto no puede
arraigarse en la cultura de un modo diferente e indirecto como tiene lugar en
el niño normal.
Con frecuencia son necesarias las formas culturales
singulares, especialmente creadas con el fin de llevar a efecto el desarrollo
cultural del niño con defecto. Leer con la mano, como hace el niño ciego y leer
con la vista, son procesos psicológicos diferentes, a pensar que ellos cumplen
la misma función cultural en la conducta del niño y tienen como base un
mecanismo fisiológico semejante.
El niño primitivo, en el desarrollo natural no se
desvía en absoluto de la norma, su intelecto práctico puede alcanzar un grado
muy alto y él se queda solo al margen del desarrollo cultural, en su desarrollo
natural no se desvía en absoluto de la norma, su intelecto practico puede
alcanzar un grado muy alto y él se queda solo al margen del desarrollo
cultural. El desarrollo de muchas funciones psicológicas naturales de la
memoria y de la atención, en la edad infantil no se observa en una dimensión
algo considerable, o tiene lugar en un volumen tan insignificante que,
quitándose por él, no puede ser establecida de ningún modo toda la enorme diferente
existente en la actividad correspondiente.
Referencia Bibliográfica:
VIGOTSKI, Lev Semiónovic. “Obras escogidas V, Fundamentos de
defectología”. Edición en lengua castellana. Traducido por Julio Guillermo
Blank. Revisión y adaptación Irina Filanova. Editorial Pedagógica. Moscú 1983.
Impreso en España Graficas Rogar, Navalcarnera, Madrid. 385 pp. “Introducción,
Los problemas fundamentales de la defectología contemporánea” 11 – 25 pp.